Los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm fueron pioneros en el estudio del folclore, y recopilaron relatos orales alemanes para preservar una tradición que, de otro modo, quizá se habría perdido para siempre. Al hacerlo, popularizaron varios cuentos hoy universales, como Hansel y Gretel, La Cenicienta y La bella durmiente.
El príncipe rana fue el primer cuento de la recopilación de 1812 a la que titularon Cuentos de niños y del hogar (en alemán, Kinder- und Hausmärchen). Narra la historia de una princesa consentida que, muy a su pesar, acepta hacerse amiga de una rana. Lo que no sabe es que en realidad la rana es un príncipe hechizado por una bruja. En el relato original, el hechizo se rompe cuando la princesa, furiosa, arroja a la rana contra una pared, pero en años posteriores los hermanos Grimm suavizaron la historia y crearon la versión que conocemos hoy. Según los Grimm, este cuento clásico era el más antiguo y bonito de los que habían recopilado en tierras alemanas.
Los hermanos Grimm establecieron una metodología para la investigación y el análisis de cuentos y leyendas que sentó las bases de los estudios del folclore en el siglo XIX. De ahí que, en esa época, su recopilación de cuentos fuera el libro más popular en Alemania después de la Biblia. El legado de los Grimm fue tan importante que llegó a inspirar varias películas de animación clásicas de Disney y muchos otros filmes de Hollywood.